sábado, 13 de julio de 2013

Un futuro sin más: Epílogo crítico




Queridos lectores,

Durante las cuatro últimas semanas The Oil Crash ha estado dedicado a presentar un relato en ocho entregas titulado "Un futuro sin más", en la línea de los relatos de la serie "Distopía". Este relato supone una cierta ruptura sobre la línea editorial seguida hasta ahora por el blog y ha causado una cierta extrañeza entre algunos de sus seguidores, por lo que he creído oportuno escribir este pequeño epílogo en forma de crítica al relato para mejorar su contextualización.

Realmente yo no había planeado hacer un relato tan largo. Inicialmente escribí "La huída" pensando en que fuera la "Distopía IV", pero al dejar ese final semiabierto pensé en que podía darle una continuación y empecé a escribir el guión de "El juicio". Pero después pensé que una continuación lógica a "El juicio" sería algo parecido a lo que cuento en "La nueva energía" y de repente me vi enfrascado en la escritura de los guiones de los siete capítulos que siguen a "La huída". En ellos escribí las líneas maestras de lo que quería contar, simplemente el armazón de la historia marcando los hechos relevantes, pero evidentemente sin toda la carne literaria y sin muchos de los detalles que luego sirven de hilo conductor a algunos de los diálogos (por ejemplo, el jardín de Strauss).

No tenía una intención muy concreta al comenzar a publicar "Un futuro sin más", más allá de dotar de un cierto ropaje literario a la discusión de aspectos clave de nuestro problema de sostenibilidad y que son el leit motiv de este blog. Pretendía hacer un resumen más atractivo y menos farragoso de algunas ideas clave, con la idea de favorecer su difusión. Al ir desarrollando el texto encontré que podía usarlo para plantear tres escenarios diferentes y consecutivos. El primero es el del colapso en la barbarie y la credulidad de sociedades avanzadas en medio de una necesidad sobrevenida y acelerada, y cómo tales sociedades pueden ser presa fácil de charlatanes que tengan un poco de nivel técnico y exploten su angustia con habilidad. El segundo escenario es el de guerra generalizada por recursos que ya son muy marginales, en la que antiguos aliados combaten entre sí. El tercer escenario, que es el que más ha sorprendido a los habituales de este blog, plantea por qué incluso contando con una fuente milagrosa de energía se necesita imponer límites al desarrollo.

Cabe decir, para empezar, que este relato NO es una novela de anticipación. Algunas de las situaciones planteadas pueden ser más o menos creíbles (e.g., las guerras por los recursos) pero otras son exageraciones, recursos estilísticos que sirven de vehículo para la discusión (la persecución tan encarnizada de los científicos, el descubrimiento de una energía milagrosa). Algunos lectores se me han quejado en Facebook de que no ven el relato creíble porque no se habla del problema de las centrales nucleares abandonadas o de la superpoblación, de posibles invasiones africanas de Europa o de la guerra con China o incluso los EE.UU. Estos factores no parecen demasiado relevantes en un relato que se extiende durante sólo 30 años (con lo que el factor nuclear, aunque grave, no sería lo más grave) y con un escenario de base que no favorece, precisamente, el interés por Europa (continente que en ese momento de colapso es poco productivo y demasiado poblado, con escasos recursos).

Una de las curiosidades de "Un futuro sin más" es que durante los cuatro primeros capítulos se omite, incluso de una forma a veces demasiado forzada, el nombre de los países y ciudades en los que transcurre la trama. Tal peculiaridad arranca de "La huida", que al principio fue concebido como un relato único e independiente como he explicado. Al no contextualizar los lugares de la acción pretendía hacer más cercana la trama al lector, independientemente de la procedencia. Los nombres de los personajes, incluso, están escogidos para que su ubicación sea vagamente mediterránea aunque el país de donde escapan pudiera ser incluso los EE.UU. El personaje principal se llama "Jan", que en algunas partes de España es una abreviatura de "Joan" (nombre catalán) o "Juan" aunque es poco usado, y que tiene la ventaja de que también existe en holandés. "Palermo" evoca Italia, pero es un apellido bastante extendido, y además permite al lector español (el mayoritario de este blog) pensar que quizá la acción no se desarrolla en España. El otro personaje principal, David Ros, tiene un nombre lo suficientemente ambiguo como para poder ser de cualquier sitio (aunque su apellido da alguna pista sobre su futuro).


Dado que "Un futuro sin más" no es una novela de anticipación, lo que verdaderamente importa son las lecciones que se quieren transmitir usando como excusa una trama más o menos literaria que pueda "enganchar" al lector "desprevenido" de que lo que se pretende es darle una clase en los conceptos básicos de sostenibilidad y explicarle por qué nuestra sociedad, si mantiene el rumbo actual, está abocada a un colapso inevitable (aunque éste se prolongue durante décadas), incluso si consiguiera aquello con lo que sueña (la energía infinita). Lo importante de la novela, su verdadero meollo, son por tanto los diálogos un tanto socráticos entre sus personajes.

¿Tiene sentido la divulgación mediante relatos? Con los relatos de las diferentes Distopías y con "Un futuro sin más" se apunta a un público objetivo diferente del que es habitual de este blog. Es por eso que los relatos podrán hacer más o menos gracia a los lectores frecuentes, pero al final no van dirigidos tanto a ellos como a algún lector casual o, incluso, para que puedan circular entre usuarios que quizá nunca pisarán The Oil Crash.

¿Voy a continuar haciendo ficción literaria? La verdad es que tengo un par de ideas más o menos desarrolladas para novelas, pero no se trata de saturar un mercado que, por otra parte, es bastante pequeño de per se. Además, al lanzar "La huida" como un post más, confiado porque ya tenía los guiones de los otros siete capítulos, me fijé un ritmo de escritura (dos capítulos por semana) excesivamente rápido en un momento, además, en el que tenía mucho trabajo convencional. Eso ha hecho que la escritura sea quizá un tanto precipitada, que no se desarrollen plenamente todas las tramas de una historia que habría dado para más, y que lo que al final ha acabado siendo una novela sea más bien cortita. No volveré a cometer este error.

Por último quería anunciarles que, gracias al esfuerzo de revisión de los miembros del Oil Crash Observatory (OCO) y al de maquetación y diseño de Alfonso Bonet (la imagen que abre este post es la de la portada hecha por él) los ocho capítulos han sido convertidos en un libro electrónico que puede descargarse desde la plataforma Kindle de Amazon por un módico precio (alrededor de un euro). Posiblemente haya versiones para otras plataformas en un futuro. Los beneficios que genere su descarga (si es que hay) serán íntegramente para el OCO.



Salu2,
AMT

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